Reflexión sobre el campo misionero, hace una antítesis de casos y vivencias del campo misionero
1ª Corintios 13, para el Misionero Transcultural
Si yo hablara como nativo, pero no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena o címbalo que retiñe. Si me pusiese la vestidura nacional y entendiese la cultura y cómo portarme cortésmente en cualquier situación, y si aprendiese las modalidades locales hasta que me tomen por nacional, pero no tengo amor, nada soy
Si repartiese todos mis bienes a los pobres, y si gastase todas mis energías sin reserva, pero no tengo amor, de nada me sirve. El amor aguanta largas horas de estudio de la lengua, y es bondadoso para con aquellos que se burlen de su acento; el amor no tiene resentimientos hacia aquellos que se quedaron en casa; el amor no se jacta de su cultura nativa, y no es engreído de su superioridad nacional. No se presume de "como lo hacemos en mi país", no es egoísta, no busca oportunidades para hablar sobre lo bellos de su patria, no piensa mal de esta nueva cultura.
El amor disculpa toda crítica de su propia cultura, cree todo lo bueno en cuanto a la nueva, espera confiadamente llegar a sentirse cómodo en este lugar, y soporta toda incomodidad. El amor no se extingue jamás; pero la antropología cultural caerá en desuso, la lingüística será silenciada, y la contextualización desaparecerá. Porque nuestros conocimientos de la cultura, son imperfectos y ministramos imperfectamente.