Jessie Scarrow de Ritchey, consultora de Cuidado Integral del Misionero, nos comparte
¿Cuáles son los riesgos de no tratar al misionero que está pasando una crisis de readaptación?
Yo diría que se trata de desventajas más que de riesgos.
Si un misionero no reconoce que está pasando por este proceso, puede volverse muy crítico con su cultura, sentirse decepcionado con la iglesia local y no experimentar una total intimidad con su familia.
Sus hijos pueden sentirse muy fuera de lugar e incómodos. En su momento, su familia e iglesia pueden incluso llegar a pensar que el misionero está reaccionando de manera extraña. Esto puede provocar malas interpretaciones y una falta de entendimiento de los unos hacia los otros, en lugar de aprovechar el inmenso potencial de ministrarse de formas que pueden ser de bendición mutua para todos los involucrados.
En buena medida, los mismos misioneros son los que necesitan ser educados en cuanto a estos procesos de reinserción.
¿Cómo puede ser la iglesia local un lugar sanador para el misionero?
Antes que el misionero vuelva a casa, sería de mucho apoyo conectarse con ellos y preguntarles si se les puede ayudar con algún trámite que necesiten realizar. Se les puede apoyar consiguiendo información sobre una escuela para sus hijos, citas con médicos, etc.
Si el misionero tiene hijos de la misma edad que los suyos, sería agradable incluirlos en sus actividades y ayudarlos a desenvolverse en el grupo.
La iglesia necesita encontrar un equilibrio entre permitir al misionero contar con un tiempo para conectarse y compartir sobre su ministerio y por otra parte simplemente dejar que lo ministren. No se sorprendan si el misionero empieza a quebrantarse en medio de la adoración o al escuchar su propio idioma después de tantos años, esto es perfectamente saludable y normal. Déjenlo tener la libertad y seguridad para hacerlo.
Una de las cosas que más ayuda a sanar, puede ser tratar de entender el mundo en el que han trabajado y vivido.
Muy a menudo el misionero encuentra que incluso su propia familia y amigos no desean tomarse el tiempo para escuchar. Esto crea una barrera y una profunda sensación de separación y soledad.