
Resumen
A menudo, los misioneros temen compartir sus luchas o su dolor porque podrían ser juzgados o se les pediría que regresen a casa.
Fuente
Revista VAMOS
Hay que tener valor para ser realista frente a expectativas poco razonables.
Para que los misioneros sean sinceros, las iglesias deben permitirles ser plenamente humanos. He aquí algunas maneras de hacerlo:
- Permite que los misioneros experimenten dificultades. (Estás apoyando a personas reales que son tan susceptibles al pecado y a la debilidad como cualquier otra persona).
- En confianza, haz preguntas personales con intenciones amorosas.
- Ofrezca un lugar seguro en el cual puedan expresar sus fracasos y encontrar ayuda compasiva.