La familia no debe ser sacrificada

La familia no debe ser sacrificada
Resumen

¿Cómo saber cuándo Dios nos indica que aún no es momento de dar el gran paso de ir al campo misionero como familia?

Fuente
Revista VAMOS

Para Marías, HTC y psicólogo argentino, a veces, la falta de disposición de los hijos podría ser la forma que Dios tiene para confirmarnos que aún no es el tiempo; que ahora es el momento de ayudar a los hijos a crecer y confiar en el Señor, para entonces salir.

"No tener en cuenta la visión y disposición de los hijos, sobre todo si estos presentan dificultades con la decisión de mudarse, sería algo irresponsable", dijo él.

Richelle Webb, coordinadora de personal con SIM Latinoamérica, dijo que la familia nunca debe ser sacrificada para hacer cualquier ministerio en el campo misionero.

“Nuestros hijos son parte de una familia misionera, pero no son misioneros y nunca deben tomar la responsabilidad de servir de igual manera que sus padres. Sus responsabilidades son su educación, jugar y aprender a amar a Jesús y a su prójimo”, dijo ella. Sin embargo, al final son los padres los que toman las decisiones, no los hijos.

Por otro lado, si los hijos no fueran creyentes, Andrés Blanco, pastor en Costa Rica, cree que no se debe esperar algo de ellos hacia el ministerio ya que no conocen a Jesús. “En este panorama, los padres deberían trabajar en la crianza y el discipulado de sus hijos no creyentes como parte esencial del ministerio”, dijo él.

“No quería estropear el ministerio de mi papá”

Todos estamos en un viaje espiritual. Nos equivocamos, encontramos la gracia, seguimos caminando. Pero a veces este proceso se pasa por alto para los HTC; se espera que lo tengan todo junto y resuelto.

Sin luchas, sin pecado, sin dudas. Tal vez los padres esperan esto, temerosos de que tener un “hijo malcriado” amenace su base de apoyo, o tal vez, la iglesia.

En muchos sentidos, los HTC viven públicamente, lo quieran o no. Un claro ejemplo son los boletines mensuales o trimestrales enviados a cientos de creyentes.

Un HTC confesó: "Tenía que ser perfecto para no estropear el ministerio de mi papá". Una niña dijo: "Todos piensan que soy mejor que ellos, que porque soy HTC soy más espiritual que ellos; y que soy arrogante porque me creo mejor que ellos".

La expectativa sobre la crianza de los padres es grande, y aún mayor las que recaen sobre su ministerio. Los HTC no deberían tener que llevar ninguna carga.

Recuerda que el buen comportamiento de tu HTC no valida tu vida o ministerio, y su mal comportamiento no lo invalida.

Vincular tu aceptación al comportamiento de tu hijo es una forma de idolatría. No es caminar en obediencia, más bien es mirar fuera del Padre, buscando la aprobación y validación de otros.

José, sirviendo con su familia en el Sudeste Asiático

 

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