Un compromiso con Dios, no con el misionero
Dios no necesita de nuestro dinero para llevar a cabo Su plan, pero quiere darnos la oportunidad de participar, involucrándonos nosotros mismos, dándonos en cuerpo y alma.
Dios quiere utilizar a su Iglesia, bendecir a cada miembro para que bendiga a otros. Así es como se ha llevado el evangelio a muchas naciones por muchos años, dando sacrificialmente.
Por Obed Cruz, Coordinador de la región México y Centroamérica con SIM
Hay dos problemas principales cuando nosotros confiamos en las cosas que son terrenales. El primero es que casi todo lo que hay en ésta tierra es temporal. Casi no hay nada que dura para siempre en éste mundo.
Hasta nuestra vida terrenal es temporal. Algunos tienen 10 años, otros 30 años, otros 50 años, otros 70 años, y hasta algunos tal vez 100 años de vida terrenal. Pero nadie vive aquí en esta tierra para siempre.
En segundo lugar no es muy sabio invertir en las cosas temporales porque como son temporales, de repente desaparecen. Dios nos dice que no debemos invertir solamente en las cosas temporales. Hay que buscar algo que no es temporal, algo que es permanente, e invertir en él, ¿no creen? Hay que ser sabio e invertir en algo que no puede terminar en bancarrota.
Por lo tanto, nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos exhorta a invertir nuestras vidas en las cosas eternas, no tanto en las temporales. Él quiere que hagamos tesoros en el cielo. Hay que hacer inversiones en el banco celestial.
Para los que tienen cuentas bancarias, ¿buscan un banco que tiene la fuerza económica para permanecer o un banco débil que puede quebrarse en cualquier momento? Dios dice que las inversiones que hacemos en su banco están bien seguras y sumamente protegidas. El banco del cielo nunca terminará en bancarrota.
¿En qué estamos invirtiendo nuestras vidas? ¿En cosas que solo dan beneficio para nosotros aquí en la tierra? O, ¿estamos haciendo tesoros en el cielo por medio de ayudar a acciones o proyectos con resultados eternos? Nuevamente nuestro texto dice, “no os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Fuente: Tribuna Bautista Bíblica, por Edwin Hoagland Allen, pastor de la Iglesia Bautista de La Capital de México
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