
“La misión global de Dios es a la vez integral, afecta todas las áreas del ser humano. Si sólo predico el Evangelio y no me preocupo por las otras necesidades nuestro trabajo es incompleto. Si sólo me enfoco en lo social sin una predicación clara del Evangelio, de igual forma también es incompleta.
Cristian Castro, director de FEDEMEC sur
Cuando estamos abrumados ante tanta pobreza y desigualdad nuestra naturaleza humana tiende a hacernos mirar a otros lados. Generalmente hay dos cosas que hacemos cuando vemos la necesidad del mundo.
Por un lado decimos alguien lo hará, algún otro va a realizar la otra parte.
Otras veces el Señor coloca algo para realizar en nuestro corazón pero nosotros sólo vemos los obstáculos y problemas.
No vemos los recursos ilimitados de Dios. No miramos a un Dios grande que puede encargarse de las matemáticas. Jesús quiere que nos enfoquemos en estar centrados en los demás. Somos llamados a cubrir la necesidad de otros antes de estar pensando en nosotros mismos.
Como Iglesia de Cristo, llamados a ser de bendición a todas las naciones, podemos y debemos extendernos también en el ámbito social sin caer en el asistencialismo o paternalismo y así cumplir con la misión integral enseñada por nuestro Señor Jesucristo.
El motivo por el cual Jesús tuvo compasión fue “porque eran como ovejas sin pastor” (Mr. 6:30-44). Jesús no reaccionó con la agitación que podemos sentir al no poder escapar de la gente. Su compasión tampoco es producto de la urgencia de la situación como sucede en la alimentación de los cuatro mil donde llevaban tres días sin comer (Mc 8:2). Su preocupación tiene que ver porque eran como ovejas sin pastor (Ez 34:4-6).
La gente se presenta a los ojos de Jesús como ovejas sin pastor. Los discípulos pensaban que satisfecha la necesidad espiritual otros podrían suplir la necesidad material. La clase política y religiosa no mira por ellos. Herodes da banquetes a sus altos oficiales, a los comandantes militares y a los notables de Galilea (Mc 6:21). Dios nos confronta y desea un banquete comunitario para la gente que no es atendida en sus necesidades. Jesús también nos ve como ovejas descarriadas (Is. 53:6) y nos dice: “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo” (Jn 10:9).
Nos invita a pasar por la puerta, encontrarnos con Él e imitarlo. Su promesa incluye movernos con entera libertad y hallar pastos.
Cuando nuestro corazón esta quebrantado por las mismas cosas que quebrantan el corazón de Dios y actuamos en consecuencia, entonces, Dios nos bendice. La provisión implica estar conectado con la gente y no lejos de ella. Es desde el pueblo y con el pueblo que Jesús nos regala un espacio para descansar y una canasta repleta para comer. Los discípulos tuvieron la bendición de servir al mismo tiempo que fueron servidos. La lección fue que los que no tenían nada pudieron saciarse y los que tenían algo tuvieron suficiente para saciarse y mucho más.
Sobraron 12 canastas. Dios proveyó. Suplió en abundancia. El reino de los cielos se mostraba abierto a todos.
Finalmente, hay que tener cuidado que el dar de comer no se transforme en una mala enseñanza, como el crear dependencia, sino en enseñar a dar y compartir para que la liberación sea completa.
Por Carlos Scott de Misión Local y Global (GloCal). http://misionglocal.blogspot.com/
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