Devocionales sobre el libro de Jonás

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Devocionales sobre el libro de Jonás
Resumen

En un mundo que busca señales (y las iglesias también lo hacen) no se nos dará otra señal que la señal de Jonás. Queremos que se nos diga el camino a seguir, que el cielo se habrá y todo se aclare, pero no habrá otra señal. La única señal valida es la de Jonás.

Fuente
Carlos Scott - Misión GloCal

Devocional 1 

El llamado de Jonás

“La palabra del Señor vino a Jonás hijo de Amitay” (1:1)

-Nuestro nombre como Pueblo de Dios implica no solo privilegios sino responsabilidades

El texto de 2 Reyes 14:25 ubica a Jonás en el reino del Norte, él más rico y poderoso de los dos, de un reino dividido, cuya capital era Samaria. Muestra a Jonás en tiempos de Jeroboam II, patriótico y con sentimientos nacionalistas que insta a su rey seguir una política de expansión para restablecer las fronteras de Israel.

Se lo describe además como el “hijo de Amitay”. Hay una tradición Hebrea que dice que era el hijo de la viuda de Sarepta y que la traducción “hijo de Amitay” quiere decir hijo de la verdad.  Es irónico este nombre dado que apunta a la rigidez del profeta el cual siendo una persona que se cree en posesión absoluta de la verdad, no puede aceptar la verdad de Dios cuando esta lo confronta.

Dios le envía a predicarles a los Asirios conocidos por su maldad y crueldad. Para Israel, Ninive es símbolo de lo malo y perverso. Ahora Dios lo manda para allá. Debe levantarse: Ir y predicar contra ella. Este hecho, el ir hacia ellos es señal que Dios también es Dios de Ninive. No esta excluida de su amor y compasión.

Nuestra oración:

Señor ayúdame a enfocarme en tu llamado a las naciones

 

 

Devocional 2 

El llamado de Jonás 2 parte 

“Anda, ve a la gran ciudad de Ninive y proclama contra ella que su maldad ha llegado hasta mi presencia” (Jonás 1:2) 

-Dios es Señor de Todas las naciones- Salmo 47:8

Jonás le dijo al rey que debe expandirse porque es voluntad de Dios según se nos relata en 2 Reyes 14:25, pero en el momento de su llamado, su nacionalismo le juega en contra al ver la soberanía absoluta y universal de Dios. Dios también es Señor de Ninive. Esto no le agrada al profeta cuando tiene que pensar que Dios es Señor de todo, porque quiere condicionar este Señorío siempre y cuando signifique un beneficio a Israel.

Vemos el marco limitado de su obediencia y lo ridículo que somos muchas veces cuando queremos que Dios se adecue a nuestro molde. Es aquí cuando huimos de nuestro Dios al que decimos servir.

Nosotros como Jonás también tenemos nuestras Ninives. Se nos enseña hacer discípulos e ir a todas las naciones pero muchas veces nos encontramos luchando contra Dios, limitando el alcance de la gracia Divina.

Hablamos de ir a todos lados pero en la práctica hay determinadas Nínives que no queremos abordar o no salir de “nuestra tierra”. Decimos de estar dispuestos a ir donde Dios nos envié pero siempre y cuando sea gente como nosotros. No queremos meternos en determinados campos y Dios nos dice que la razón por la cual nos quiere enviar es porque “su maldad ha llegado hasta mi presencia”.

Nos negamos ir a Nínive y el resultado es que Nínive sigue andando por sus caminos de destrucción. Por un lado afirmamos tener una excelente teología como Jonás (Cáp. 1:9), pero en la práctica queremos que Dios nos sirva a nosotros y nos desentendemos de los demás. Le pedimos que actué de determinados modos y solo en ciertos ámbitos. Solo para nuestros beneficios.

Si Jonás parece ridículo, desobediente, cuanto más nosotros cuando actuamos de la misma manera. Dios actúa con nosotros o sin nosotros pero si lo hace sin nosotros, nos perdemos la bendición de estar unidos a su propósito. 

Nuestra oración:

Señor ayúdame a ser obediente y estar disponible a ir donde tu me envíes.

 

Devocional 3

La fuga

 “Jonás se fue...” (Jonás 1:3)

-¿Qué pasa cuando huimos del llamado de Dios?

Dios le había mandado a Jonás que se “levantara” y él lo hace; pero no para ir a Ninive, sino para huir a Tarsis. Su propósito es huir de la presencia del Señor.

El intento de huir de Dios se manifiesta como una ironía e insensatez. Dios no solo esta en Israel, no solo en Nínive sino también en el mar que navegara. Aun más... si llegara a Tarsis, aun allí; estará Dios (Salmo 139: 7-18)

Jonás decide embarcarse en dirección opuesta al llamado de Dios, partiendo hacia el lugar más distante posible. Nínive estaba al este de Palestina, Tarsis al oeste y en lugar de partir por tierra hacia el este, Jonás parte por mar hacia el oeste. No solo decide ir en dirección contraria al llamado de Dios sino también se va al lugar más lejano. No es hombre a medias, si ha de desobedecer lo hará de una manera activa y con todas sus fuerzas.

Así que el baja a Jope (Tel Aviv hoy) y se mete en las “naves de tarsis” (1 Reyes 10:22, y 22:48). Jope es conocida por los acontecimientos de Pedro en el N.T. (Hechos 9:36-43, Cáp.10). La ciudad que le sirvió a Pedro para recibir la visión y obedecer, en el caso de Jonás, Jope le sirve para encontrar lo que buscaba: una nave que partía para Tarsis.

Si Nínive es motivo de fuga, Tarsis es su meta. Cuando Dios nos llama a las Nínives donde debemos ir y no queremos; por lo general no basta con huir, sino hay que huir a otra parte, buscar un escondite bien lejano donde  creemos que Dios no nos encontrará. Es ridículo y tonto, pero así muchas veces somos nosotros.

Nuestra oración:

“Examíname, OH Dios y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno” Salmo 139: 23-24

 

 

Devocional 4 

 La Fuga – 2parte

 “...pero en dirección a Tarsis,...” (Jonás 1:3, Salmo 139:7)

Jonás pensaría que salvado Nínive, esta misma ciudad podría destruir a Israel. Pero lo cierto es que le faltaba FE. Hay muchas Ninives que no queremos abordar porque creemos que se volverán en contra nuestra.

Están las Ninives de la cooperación con otros, de los desamparados, de los débiles, de los pueblos no alcanzados y menos evangelizados, de aquellas Nínives que más que nuestros enemigos son también nuestros hermanos e iglesias. No queremos tener relación con estas Nínives, ¿Por qué? Porque son diferentes, porque hay heridas del pasado, porque tengo prejuicios, etc.

Las Tarsis donde huimos la llamamos él “bien de la iglesia”. Decimos: “¿como vamos a gastar nuestros recursos en algo que no trae algún beneficio a la iglesia?, ¿que tengo que ver yo con esa gente de África, India, Afganistán, o de este barrio o de esta otra iglesia que no son de nuestro mismo trasfondo, etc..?.”

NO queremos ir a las Nínives de los pobres, de la gente de color o de diferente nivel socio-económico o conocimiento, pero tampoco a las Nínives de los políticos, profesionales, intelectuales, clases dirigentes, etc.

También huimos a la Tarsis espiritual. La tarea de la iglesia es solo espiritual. Acaso la misión ¿no tiene nada que ver con la justicia, con los que no tienen voz, desnutridos, enfermos, marginados, etc.? Muchas veces separamos lo secular de lo sagrado. Jesús nunca separo su trabajo de carpintero, como algo que no sea sagrado o espiritual. Todo lo que toco e hizo fue sagrado. 

A veces nos encontramos huyendo a Tarsis por no tener todo resuelto (preguntas, problemas, recursos, etc.) en vez de obedecer por fe el mandato de Dios.

Lo mismo sucede cuando nos refugiamos en situaciones donde no obedecemos y perdemos la fe.  ¿Podremos encontrar un momento de reflexión antes de embarcarnos desesperadamente hacia Tarsis?

Nuestra oración:

Creo pero ayuda a mi incredulidad. Que aprenda a vivir con la certeza de lo que espero y con plena convicción de lo que vendrá. Solo Fe.

 

 

Devocional 5

“Bajo a Jope donde encontró un barco que zarpaba rumbo a Tarsis” (Jonás 1:3)

¿Podrá la ciudad de Jope ayudarnos?, O ¿será el punto final para materializar nuestra desobediencia? Esta ciudad ocupa un lugar central en dos relatos bíblicos, el de Jonás y el de Pedro en Hechos 10:9-48. Los dos se enfrentan a llamados semejantes. Uno debe ir a Nínive y el otro a Cesarea para visitar a un gentil. Los dos sienten repugnancia hacia los no alcanzados, gentil o etnia como se traduce (dado que gentil viene de la raíz de la palabra de donde se traduce etnia, otras etnias que son diferentes a nosotros).

Hechos 10:28 describe la manera de pensar de lo que significa cruzar barreras culturales y religiosas. A los dos se los llama a una misión insólita en contra de sus principios culturales y  religiosos. Uno acepta el llamado y el otro no.

Se nos presentan diferentes Jopes y deberemos tomar una decisión. Cuando llega este momento pensamos que es suficiente con lo que se hizo en la iglesia o lo que la iglesia ya hizo a favor de otros y con eso basta. Que el nuevo desafío esta tan lejos como Ninive lo estaba de Israel. Tenemos que decidir entre la fuga de Jonás o la obediencia de Pedro.

¿Cuál de estas dos actitudes será muestra de la obediencia a Dios?

Hay iglesias que llevan su gente a Tarsis y no a Nínive. Nosotros debemos decidir por la fuga, como Jonás o ser obediente como Pedro. Debemos trabajar en la dirección de Dios, en unidad, cooperación con todo el Pueblo de Dios, sirviendo y necesitando de otros,  porque unidos en Cristo el mundo va a creer.

Como iglesias, familias y personas debemos decidir entre lo bueno y lo mejor. Es bueno quedarme en mi tierra, mi país, mi región, mi estructura, mi iglesia, mi denominación, mi tradición; pero es mejor unirnos a la misión de Dios en el mundo. Seguir su dirección que nos lleva ir más allá. Una nueva dimensión de Fe para su iglesia hasta lo último de la tierra.

En Jope, Jonás y Pedro están solos con su Dios. ¿Tendrá la iglesia siempre que dejar solos a quienes se ven obligados a tomar decisiones difíciles?

Oración:

Ayúdame a decirme por lo mejor y unirme a tu misión en el mundo 

 

 

Devocional 6

El actuar de Dios

“Pero el Señor lanzo sobre el mar un fuerte viento y se desencadeno una tormenta tan violenta que el barco amenazaba hacerse pedazos” (Jonás 1:4-16)

Jonás tuvo su momento pero huyo. Ahora es el turno de Dios.

Jonás duerme profundamente. No le importa nada, su huida última de la voluntad de Dios la quiere lograr mediante su muerte. Ante las preguntas de  los marineros el se identifica como “Hebreo, que teme al Señor, Dios del cielo” (1:9). Jonás que no quería ir a Ninive se encuentra declarando quien es Dios a estos marineros. Aun así, debe cumplir con su responsabilidad de ir a Nínive. 

Jonás desea morir. Es una persona que cuando las cosas no salen como quiere desea la muerte. Es su última fuga. Si muere ya no tiene que responder a los llamados de Dios al cual según él, se le ocurren cosas insólitas. Mientras él desea la muerte, los marineros la vida. Los marineros hacen lo posible para que Jonás no sea echado al mar. Cuando Jonás es echado el mar se calma y ellos se convencen aun más que fue Dios quien trajo esa tormenta. Ellos no solo creyeron sino que temblaron de miedo ante la grandeza de Dios.

La iglesia fiel tiene palabras de esperanza para el mundo. Esa esperanza se basa en que la iglesia tiene una visión diferente del mundo en cuanto al futuro. El mundo no creerá si no vivimos en función de esa esperanza. Somos esperanza para el mundo por la fidelidad a Dios o nos convertimos en una amenaza por ser infiel. Corremos el peligro de ser echados por la borda.

Oración:

Señor, dame constancia en vivir con esperanza siendo fiel a ti.

 

 

Devocional 7

 “Soy Hebreo y temo al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme” (Jonás 1:9)

El error de Jonás estaba en creer y pretender que Dios había escogido a Israel para beneficio de Israel o para Israel mismo. La imagen de Jonás que tenemos es la de un patriota nacionalista. Es desobediente no por capricho o por falta de valor. Su desobediencia tiene que ver con buscar beneficios únicamente para su “institución” o sea su Israel.

Teológicamente declara correctamente al “Señor de los cielos” pero negando en la práctica que Dios es también Dios de otras gentes, como sus enemigos, los Ninivitas.

Corremos el riesgo como Israel de pensar que Dios solo nos ha elegido para darnos bendición, recibir los privilegios de la elección sin la responsabilidad de ser bendición a las naciones, a toda la humanidad (Génesis 12:3b)

Jonás se hace dueño del concepto estrecho de la elección y esta es la causa de la desobediencia.

Lo mismo nos sucede con la iglesia, su elección no es para ella misma y  bendecida con privilegios especiales. Es para ser sal y luz al mundo. Nos olvidamos de esto y creemos que estamos en la iglesia como cristianos solo para que prosperemos nosotros. Que las iglesias crezcan para adentro, ensimismadas, etnocéntrica, con un concepto estrecho. Corremos el riesgo de limitar la acción de Dios a la esfera de la Iglesia, como Jonás quería limitarla a la esfera de Israel. Esta actitud lleva a la desobediencia. La tentación de Jonás es la tentación de la Iglesia: ¡No te metas!

El peligro consiste en creer que existimos para nuestro propio bien, que tanto el mundo, los demás y Dios están para servirnos. Por mas que Jonás expresara que teme a Dios, Dios del cielo, en la práctica servia a un pequeño Dios de su institución, de su iglesia local o denominación y nada mas, que no es Dios de los demás también. El egoísmo y falta de generosidad es nuestro mayor problema. Cuando actuamos así hacemos peligrar la embarcación.

Oración:

Señor dame una mente amplia con un corazón amplio.

 

Devocional 8

“Entonces Jonás oro al Señor... En mi angustia clame al Señor, y el me respondió” (Jonás 1:17, 2:1-10)

Él  termino que se usa aquí se emplea frecuentemente para una oración de lamento y queja que aparece también en 4:2. Hay un paralelo con el Salmo 120:1. A Jonás se lo ha tragado el Seol o abismo, el lugar donde moran los muertos.

Están los ecos del Salmo 18:5, 42:7 y 51:11.  Jonás reconoce que Dios es la causa última de lo que le sucede y que tanto los marineros, la tormenta, y todos los demás son agentes de la voluntad divina. Jonás esta a punto de ahogarse (v.3-6), sé esta ahogando.

Irónico, el profeta que quiso huir de Dios, ahora se lamenta que Dios parece no verle más.  Ha logrado su propósito y el resultado  es angustia y desesperación. Por no querer ir a Nínive ahora pierde a su Israel, la tierra que tanto ama.

Nosotros muchas veces somos así. Por no querer obedecer a Dios ponemos a riesgo a los que tanto amamos como la familia, los hijos, las iglesias, los hermanos, la comunidad. Cuando no obedecemos a Dios todo es angustia y desesperación y lo irónico es que le reclamamos a Dios cuando nosotros mismos le hemos despreciado. La huida de la presencia de Dios ha tenido éxito, su nacionalismo mal entendido y estrecho ha llegado a su fin.

Su descenso es tal que se ve arrastrado a los cimientos de las montañas. Sentía que la tierra se había cerrado sobre él para nunca más abrirse. En el momento más desesperante el profeta se acordó de Dios (2:7). Sentía que se le iba la vida y se acuerda de Dios en el momento final.  Nunca es demasiado tarde para acercarnos y clamar a nuestro Dios. Su amor nos vence.

Oración:

Señor gracias por tu gran amor para con nosotros.