
¿Cómo puedo relacionarme mejor con los HTC?
- Buscándolos. Préstales atención como individuos y no solo como “hijos de misioneros”. Aprende a valorar sus experiencias.
- Apreciando sus vivencias y perspectiva. Siendo pacientes cuando hay que explicar algo aparentemente obvio o cuando las propuestas de la cultura se les presenta como un desafío.
- Escuchando y valorando su visión de la iglesia y tomar en cuenta los diversos conocimientos que puedan tener.
- Conociéndolos individualmente sin asumir, sin prejuzgar, como lo haríamos con cualquier otro prójimo samaritano.
Luego de vivir por 3 años en un país árabe, Matías regresó a Argentina, pensando reencontrarse con lo que creía conocer, pero todo fue muy distinto.
No solo sus amigos habían cambiado, él también, y tras el viaje, tuvo que luchar un poco más con el prejuicio que caía sobre él como hijo de misionero.
Fue difícil ver que sus viejos amigos no se interesaban en cómo le fue durante los años que estuvo afuera. Algunas personas se sentían intimidadas y no se animaban a acercarse; otros, incluso líderes de la iglesia, se pusieron en modo defensivo cuando él estaba presente en sus clases, como si fuera a contradecirlos o retarlos.
Muchos, solo valoraban el hecho de que viajó por lugares no convencionales; y otros tantos actuaban como si su presencia pusiera a prueba los conocimientos que tenían sobre Arabia, “como si fuera eso de lo único que se podría hablar conmigo”, dijo Matías.
Esperaban que fuera ‘un argentino más’; que conociera, apreciara y actuara como cualquier otro. “Me miraban raro si se me escapaba o pronunciaba ‘demasiado bien’ alguna palabra en inglés, si prefería probar comida étnica a comerme una parrillada o incluso si contaba alguna experiencia que implicaba viajes a otros países como India o Siria”.
Sin embargo, Dios siempre permite que aparezcan personas durante momentos de dificultad relacional.
“Me ayudó mucho cuando algunas personas se acercaron sin juzgar, nuevos amigos que escuchaban mi historia por primera vez, y mi familia que podían empatizar de formas diferentes con el vivir fuera”, dijo Matías. “La iglesia fue muy importante y tener distintos líderes que pasaron tiempo conmigo, ministerios que me hicieron crecer y aprovechar mi personalidad y habilidades”.
Esta experiencia suele ser vivida por muchos HTC, por ello la necesidad de tener una iglesia sincera, libre de estigmas; tan buena enviadora, como receptora, donde haya con quien compartir todo sin prejuicios de por medio.
Si deseas conocer mas sobre este tema, entra al siguiente link: hijos-de-la-tercera-cultura