
La Iglesia tiene una doble responsabilidad frente al ser humano. Con el creyente y con el no creyente. Esto es parte de la misión global.
La Iglesia tiene una doble responsabilidad frente al ser humano. Con el creyente y con el no creyente. Esto es parte de la misión global.
Con el creyente, la Iglesia tiene la responsabilidad de velar por su edificación (discipulado) y movilizarlo a formar parte activa en la Gran Comisión (1 Co. 14:26, Ef. 4:11,12).
Con el no creyente, la Iglesia tiene la responsabilidad de poner a su alcance las Buenas Nuevas de Salvación (Juan 20:21, Rom. 10:15, 1ª Juan 2:2, 1ª Juan 2:2) e impactar a la sociedad a través del mensaje transformador de la cruz, tal como Dios nos ha designado, somos “sal y luz del mundo”.
Es un mandato. Por ello es que el alcance de la iglesia local va más allá de su responsabilidad con sus miembros.
“El Reino de Dios va más allá de mis propios intereses. Dios nos llama a tener Su visión, Su corazón y a unirnos a Su misión. Ajustar nuestra visión a Su Visión. La Iglesia está para el alcance Global y no solo Local. Una visión Global con una responsabilidad Local y Global”, dijo Carlos Scott, argentino, misionero y director de Misión Local y Global (GloCal).
Víctor Gómez, paraguayo, traductor bíblico en LETRA Paraguay, nos comparte que “muchas veces hay una visión limitada que impide una comprensión de la evangelización global. Como dijera un pensador: la barrera más grande que una iglesia debe vencer son sus cuatro paredes. Esta barrera se presenta como mayor y más compacta que las barreras geográficas o culturales que se deben atravesar para llegar hasta lo último de la tierra”, dijo Víctor.
La palabra “mundo” para Dios son todas las naciones (etnias) y no sólo mi comunidad, ciudad, región y nación. Somos ciudadanos y comunidad del Reino de Dios hasta lo último de la tierra.
“La Palabra de Dios es clara, la misión de la Iglesia es a todas las naciones, a todos los pueblos, a todas las lenguas y familias.
(Génesis 12:1-2, Mateo 28:19, Hechos 1:8, Romanos 1:5, Apocalipsis 7:9). Entonces, si somos el pueblo de Dios, la misión global de nuestro Dios, también es nuestra”, dijo Cristian Castro, costarricense, sirviendo en Bolivia.
Las iglesias en América Latina, están aprendiendo a hacer misiones según el modelo bíblico. Algunas tienen experiencia en el envío de misioneros hacia otras regiones y otros continentes, sin descuidar su Jerusalén; pero aún hay muchas iglesias que su radio de acción se limita sólo a su localidad o peor aún sólo a sus miembros.
“Muchas iglesias están invirtiendo en los templos, para construir edificios grandes, peropocos invierten en enviar misioneros al mundo”, dijo Sérgio Melo, brasileño, psicólogo, misionero, sirviendo con MCC (Misioneros Cristianos Cooperadores). A través de toda la Biblia nuestro Señor ha instado a asumir esta doble responsabilidad; primero fue a Su pueblo (Israel) y luego a nosotros, Su Iglesia, para unirnos con Él en Su plan divino.
Está en la Iglesia, Su novia; es decir, los que somos lavados con la sangre de Cristo, el asumir prontamente nuestro compromiso y doble responsabilidad para no atrasar más el encuentro con el Amado, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
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