En un Matrimonio, Dios llama a Ambos

En un Matrimonio, Dios llama a Ambos
Resumen

Cuando sólo un cónyuge se siente llamado a dejar el hogar para difundir las Buenas Nuevas habrá dificultades.

Fuente
Revista VAMOS

“Si se quedan en casa, el primer cónyuge estará frustrado porque él o ella puede sentirse culpable por no obedecer a Dios. Si van a otra cultura, el segundo cónyuge puede resentirse si él o ella llega más allá del “modo vacaciones” al momento cuando el choque cultural y la tensión de vivir en otra cultura se establezcan,” dice el Dr. Ronald Koteskey, Consultor Miembro de Care para GO Internacional.

No deberías ir a menos que ambos estén seguros de que es la voluntad de Dios, dice Peter, que sirve en España: “Las parejas misioneras están bajo mucha tensión, especialmente en los primeros días de ajuste cultural, soledad y aprendizaje del idioma.

La última cosa que necesitan es que uno de ustedes diga en un momento acalorado, “¡Bueno, nunca quise ser misionero de ninguna manera!” Este tipo de tensiones puede arruinar un matrimonio.

Craig, que sirve en Papúa Nueva Guinea con Wycliffe, dice que tanto su ministerio como su matrimonio serían afectados negativamente: “Hay demasiadas otras tensiones en el servicio en ultramar; tener un compañero medio comprometido sería un problema real”.

La mayoría de agencias están de acuerdo en que ambos cónyuges deben ser llamados: “Si tu cónyuge no está cómodo con postular al servicio, entonces necesitarías esperar y simplemente hacerlo una cuestión de oración. No recomendamos que presiones a tu cónyuge de ninguna manera. Dios los guiará si eso es genuinamente lo que se supone que hagan, dice el sitio web del IMB.

En su libro “El Llamado Misionero: Encuentra Tu Lugar en el Plan de Dios para el Mundo”, M. David Sills dice: “Cada llamado es único. Uno puede sentirse llamado antes que otro. Puede ser más amenazante para uno que para el otro.

La Biblia no indica que ambos cónyuges deben sentirse llamados, aunque muchas agencias misioneras lo requieren. Sin embargo, la Biblia da principios que se aplican a esta cuestión, por ejemplo, Amos 3:3, Eclesiastés 4:9-12; 2 Corintios 6:14. Unidad, paz y armonía son ingredientes importantes para un matrimonio.

Si Dios te ha llamado a casarte con esta persona, recuerda que tu cónyuge no es tu enemigo. Esa persona es la que Dios ha elegido para que camine en esta vida contigo.

“Para ser honesto, la localización geográfica es mucho menos importante que servir a Dios de todo corazón donde sea que estemos y en lo que sea que estemos haciendo. Afírmense mutuamente, edifíquense y busquen a Dios juntos,” dijo Peter.

Como pareja, oren juntos. Hagan listas de temores y pásenselos a Dios. Pídanle a Dios que les muestre claramente el siguiente paso. Oren para que ambos cónyuges sean obedientes y abiertos a ir o a quedarse. Estén en un ministerio sin importar el lugar.

 

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