
Creemos firmemente que la tarea no es de unas cuantas personas apasionadas, sino que es tarea de cada cristiano.
Queridos pastores
Quiero con mucho respeto animarlos a que se unan al movimiento misionero mundial. Necesitamos de cada uno de ustedes, quienes juntos con los hermanos de sus congregaciones puedan ser de bendición a las naciones, siendo parte en la movilización, capacitación, envío y cuidado de los misioneros, permitiendo de esta manera que el evangelio llegue a más lugares en el mundo donde aún no ha sido predicado, y ver cumplirse el mandato que Cristo nos dejó a la Iglesia, de llevar el Evangelio hasta lo último de la tierra.
Si eres joven estudiante, tú que eres profesional, a ustedes que están orando por un ministerio, o eres uno de aquellos que están preguntándose cuál es su llamado, a los que están fielmente congregándose y siendo miembros activos en sus iglesias, a los líderes que cada día se comprometen más con el Señor, si eres un(a) pastor(a) que busca el rostro del Señor cada día en oración y desea junto a su congregación obedecer a Dios y cumplir Su voluntad, y anhelan que Cristo regrese por nosotros.
Esta invitación es para ti.
Te invito a que te unas al ejército de cristianos que nos sentimos discípulos que se multiplican en otros discípulos, para ver en esta generación salir a las naciones, jóvenes, profesionales, familias, congregaciones, yendo a las naciones no alcanzadas y ser cristianos trasplantados en esas tierras quienes no emigran por mejorar su estado financiero, sino que emigran con el propósito de llevar consigo a Cristo a estos lugares. Te invito a ser un cristiano global quien ha entendido el propósito de Dios en su vida y al igual que Dios ama al mundo. (Juan 3:16) A menos al mundo llevando a Cristo a sus naciones, a sus etnias, a sus hogares, a sus vidas. Ponte en las manos de Dios y muévete por fe y obediencia como lo hizo Abraham. (Génesis 12:1-4) Vayamos y llevemos la salvación al mundo.
Uno de los himnos que me motivó a servir a Dios en misiones desde muy pequeña cuando llegue a Cristo, fue “yo iré, de la tierra hasta el fin, llevaré tu verdad de la tierra hasta el fin, que tu amor y tu paz des a la humanidad, yo iré de la tierra hasta el fin…” Luego, en mi juventud escuché la alabanza “Heme aquí yo iré Señor, envíame a mí que dispuesto estoy, llevaré Tu gloria, a las naciones…”
Y ahora que regresé del campo misionero después de más de una década de hacer misiones, y regresar para continuar en la movilización y envío desde Latinoamérica, escucho diferentes cánticos como “Cuenta conmigo para ir…Dios te está buscando, Dios te está llamando…” O escucho a muchos cristianos referirse al pacto de Dios con Abraham, bendecidos para bendecir.
Julieta Murillo Directora SIM Oficina de Latinoamérica
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